El secarral

Autoracing árido, irreverente, políticamente incorrecto, espinoso... y sincero

domingo, 20 de diciembre de 2009

Quórum




Scottsdale, Arizona.- El futuro es algo para lo que estamos trabajando toda una vida, y ya no laboralmente, sino como personas, en nuestra intimidad, espiritualmente, familiarmente, con nuestros amigos, con las personas que nos quieren, con nuestros enemigos. Siempre obramos en todos y cada uno de nuestros actos con el fin de que lo que hacemos tenga una repercusión, ya sea al instante, a corto, a medio o a largo plazo. Trabajamos y trabajamos este futuro y en la mayoría de las ocasiones no llega a producirse el hecho esperado, o este se termina definiendo de forma sesgada.

Cuando veo la podredumbre que arrasa en el mundo de la F1, viene a mi semipodrido cerebro el tango que decía “pero que el siglo XX es un despliegue de maldad insolente ya no hay quien lo niegue…”. Solo hay que cambiar “el siglo XX” por “la F1” y tendremos una panorámica certera del maquiavelismo retorcido (pobre Nicolás) imperante en la “categoría reina”. Y es que uno ve en la F1 a acosadores laborales, contrataciones de pilotos por dinero, se olvida el talento, se pierden las raíces, cierran Imola, apenas se corre en Europa, aparecen equipos de dudosa valía, la FIA dicta las normas a su antojo, Ecclestone le hace la pelota a los jeques para echarse un euro al bolsillo, a jóvenes pilotos terciando en la situación y apareciendo en la parrilla sin merecerlo, y dan ganas de vomitar, pues todo está convertido en una bacanal con la luz apagada, en la que debes mantener el culo pegado a la pared. Pero siempre hay alguno que enciende su mechero y hacer surgir la esperanza de que no todo está perdido.

Los dos protagonistas de esta historia son el piloto polaco Robert Kubica y el equipo que le quiere. Ha sido muy criticada su supuesta precipitada contratación por el equipo Renault F1. La firma del contrato se produjo en momentos en los que era un hecho que Fernando Alonso se escapaba a Ferrari y el vacío en Renault era importante, debido al tortuoso final de la campaña 2009 por el asunto Singapur 08, que dejó en la calle a Flavio Briatore y a Pat Symonds, las almas del equipo, aparte del que era imprescindible, el citado Alonso.

Muchos han cargado las culpas sobre las espaldas de Fernando Alonso, amigo y supuesto consejero de Kubica, y algunos sobre el depredador Carlos Ghosn, que parece ser que no jugó limpio con el polaco en ningún instante. Pero la principal parte de la culpa es de Kubica, pues él solito fue quien se sentó a negociar con Renault y quien estampó su firma en el contrato. Ya es mayorcito y tiene que asumir su responsabilidad.

Pero en ese contrato había dos cláusulas que le daban oxígeno a Kubica y que hacían ver que no era tan bobo como parecía: la primera era un punto en el que podía romper el contrato si no se le aseguraba un asiento antes de fin de año, y la segunda, la posibilidad de la rescisión si el equipo cambiaba de dueños. La inclusión de estos dos apartados es relevante a la hora de valorar lo que sabía o no el polaco de la situación deportiva de Renault F1, pues todo sugiere que Kubica forzó la inclusión de los citados puntos por la evidencia del malestar estomacal de la marca del rombo.



Kubica apostó a caballo tercero, porque su caballo (también tercero) estaba a punto de dejar las pistas. Su horizonte se cerró y solo vio esa salida. Y entonces surgió Mercedes GP y su interés en fichar al ex-piloto de BMW. El negocio era ideal para ambos, pues Kubica se montaría en un coche ganador en 2010, y la nueva escudería teutona contaría con uno de los mejores pilotos de la mediocre parrilla de la F1. Solo debían esperar a que Renault no pudiese brindar un bólido a Kubica. Con todos los dedos cruzados, apareció la pesadilla del polaco, Michael Schumacher, que se hizo incluir en todas las quinielas para ser el compañero de equipo de Nico Rosberg.

Y en esas estamos ahora. ¿Qué le interesa realmente a Mercedes GP, que es quien decide ahora? Personalmente, creo que la programación de unas pruebas para determinar si el Kaiser está o no en condiciones de pilotar el año que viene, son un último comodín que usan en Mercedes para quitarse de encima a Schumacher, un piloto al que la opinión pública ha puesto como la principal opción en el equipo. Éstos también tienen los dedos cruzados y desean que los tests de Schumacher salgan mal para hacerse con los servicios de un piloto de futuro como Robert Kubica. El polaco, por su parte, asegura que necesita unos días para hacerse una idea de conjunto de lo que será Renault F1 con sus nuevos dueños, y que postergará su decisión hasta que tenga todo el asunto convenientemente estudiado. O sea, que está esperando a los tests de Schumacher y a una llamada desde Alemania para rescindir contrato con Renault.

Pero ¿y si las pruebas de Schumacher son satisfactorias para el Kaiser? Pues en Mercedes se tendrán que tragar al alemán e intentarán sacarle el máximo partido al magnífico ex-piloto. Con Schumacher todo es corto plazo, y no se puede pensar en más de una o dos temporadas, según logros. La valía como piloto es indiscutible, y aunque no esté a su nivel anterior, será de seguro un hueso en la pista. Además aporta patrocinios importantes, enormes audiencias televisivas y el cariño de Ecclestone para con los de Mercedes GP.

Mucho a ganar a corto plazo y futuro incierto a pocos años.

Los dos asuntos más importantes y definitorios de la parrilla del año que viene son la colocación de Schumacher y la de Kubica, y seguramente no sabremos ni de uno ni de otro hasta que los datos del test de Schumacher sean analizados por Mercedes.

Mi querido Kubica, te equivocaste y cerraste muchas puertas jugando a caballo tercero, pero pagándole a un corredor de apuestas para que apostase por tí a caballo ganador. Te pasaste de ambición y quizás te tengas que conformar con los pobres beneficios del tercer premio.

Cruza los dedos amigo.

2 comentarios:

  1. Herzog ¿qué puto trabajo le cuesta escribir de esta manera siempre?

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  2. De acuerdo en todo. Buen artículo
    Luis

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